Las hembras alcanzan en general mayor tamaño corporal que los machos, pues la edad de madurez es más tardía y presentan por tanto mayor periodo de crecimiento juvenil. Los machos adultos se diferencian fácilmente de las hembras por la forma de las escamas anales, que tienen menor longitud que en las hembras, y frecuentemente presentan un aspecto desgastado en el borde más próximo a la cola. En las hembras, estas escamas son más alargadas y puntiagudas, llegando casi a tocar el espaldar. Las suturas entre las placas femorales y anales son aproximadamente rectas en los machos, mientras que en las hembras forman un ángulo dirigido hacia la parte anterior del cuerpo. El peto de los machos es más cóncavo y la placa supracaudal convexa, fuertemente curvada hacia dentro, mientras que en las hembras tanto el peto como la supracaudal son planos (Angel, 1946).
Braza et al. (1981) hallaron que el crecimiento de la cabeza es diferente en hembras y machos, presentando finalmente éstas la cabeza más corta y ancha, si bien este carácter no es fácil de distinguir a simple vista.
Detalle de las escamas anales y femorales de una tortuga macho (A) y de una hembra (B).C) La escama supracaudal de los machos está fuertemente curvada hacia dentro.© A. Portheault.
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